Funcionarios del condado informaron esta semana que un esfuerzo de monitoreo de emergencia en el Valle del Río Tijuana mostró niveles elevados de sulfuro de hidrógeno, pero no de cianuro de hidrógeno, como lo habían informado el lunes investigadores universitarios.

Un día antes, equipos de investigación que estudian la contaminación transfronteriza realizaron una conferencia de prensa anunciando que el monitoreo reciente, con la ayuda de un equipo especial de Austin, Texas, documentó niveles de cianuro de hidrógeno alcanzando 50 partes por millón en el Bulevar Saturno cerca de la Avenida Sunset, una ubicación justo al sur del río y a aproximadamente una milla al sur de la Escuela Primaria Berry.

Dado que el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional considera que 50 partes por millón es el umbral de una exposición “inmediatamente peligrosa para la vida y la salud”, la reacción pública fue inmediata.

Las escuelas cercanas restringieron las actividades al aire libre, y el martes hubo informes de padres que mantenían a sus hijos en casa debido a las lecturas compartidas por los investigadores el lunes por la mañana.

Sin embargo, el departamento de salud pública de la región es la autoridad final en determinar si existe una amenaza legítima para la salud y la seguridad pública.

La doctora Ankita Kadakia, directora interina de salud pública del condado, dijo que el equipo de respuesta a incidentes peligrosos del condado enviado el lunes visitó los mismos lugares donde los equipos de investigación de la Universidad de California en San Diego y la Universidad Estatal de San Diego dijeron haber detectado concentraciones potencialmente dañinas de gas de hidrógeno.

El equipo “altamente capacitado”, señaló Kadakia, realizó mediciones durante el día y la noche, pero no observó lecturas tan elevadas como las reportadas por los investigadores.

“El personal del DHQ me informó desde entonces que, durante el día y la noche, los niveles de gas de cianuro de hidrógeno no estaban elevados”, dijo Kadakia. “El equipo de respuesta a incidentes peligrosos detectó sulfuro de hidrógeno, lo cual también ha sido reportado por los investigadores”.

“El equipo de HIRT informó que las lecturas estaban en rangos promedio, y que hubo algunas elevaciones; sin embargo, las lecturas de sulfuro de hidrógeno y cianuro de hidrógeno no sugieren peligro o amenaza inminente”.

¿Por qué la disparidad entre lo que encontró el condado y lo que encontraron los investigadores?

Heather Buonomo, directora interina del Departamento de Salud y Calidad Ambiental, explicó que el monitoreo es variable y las concentraciones de gas cambian con el tiempo.

“No estábamos allí en el momento en que obtuvieron esas lecturas, y las lecturas son variables”, dijo Buonomo. “A veces pueden subir y bajar según el flujo del río”.

Aunque no se proporcionaron los resultados exactos de las lecturas durante las sesiones de monitoreo del lunes, Buonomo dijo que su departamento está trabajando para poner la información en un formato que sea comprensible para el público general y la puedan publicar.

El martes por la tarde, el condado proporcionó un resumen de los datos que los expertos recolectaron en el campo.

En el Bulevar Saturno, donde se dijo que las lecturas de cianuro de hidrógeno alcanzaron las 50 partes por millón, los niveles variaron de cero a 25 partes por millón.

“Esto está por debajo de cualquier umbral inmediato de vida y seguridad dado los niveles y la duración, ya que no se observó durante un período prolongado, y se espera cuando hay presencia de sulfuro de hidrógeno”, dice el informe.

Las lecturas tomadas en la Escuela Primaria Godfrey Berry y la Escuela Secundaria Southwest, que están cerca de los sitios de monitoreo en la Calle Hollister y el Bulevar Saturno, midieron niveles no detectables de sulfuro de hidrógeno y cianuro de hidrógeno.

Nora Vargas, presidenta de la Junta de Supervisores del condado y residente del sur del condado cuyo distrito cubre el Valle del Río, dijo que la conferencia de prensa del martes fue diseñada para proporcionar información precisa al público sobre si los olores que llenan los vecindarios son peligrosos.

“En este momento, le estamos diciendo a nuestras comunidades que es seguro; huele horrible, pero es seguro”, dijo Vargas.

Kim Prather, la química atmosférica de UC San Diego que habló el lunes sobre las lecturas de calidad del aire que su equipo, junto con científicos ambientales de SDSU y un equipo de monitoreo traído de Austin, no respondió directamente cuando se le pidió que comentara sobre los resultados de monitoreo del condado.

Sin embargo, en la red social X (anteriormente Twitter), Prather publicó una serie de mensajes defendiendo los hallazgos de su equipo.

“La afirmación de Vargas contradice directamente no solo nuestros datos calibrados y validados de sulfuro de hidrógeno, sino también las numerosas quejas de salud de los residentes de South Bay, incluidos migrañas, problemas respiratorios y gastrointestinales”, dijo Prather.

Es evidente que tanto el departamento de salud del condado como los investigadores locales están operando por separado y realizando sus propias conferencias de prensa. Ambos coinciden en que se necesita hacer mucho más para cuantificar el mal olor que ha hecho la vida insoportable en la zona fronteriza.

El monitoreo episódico de los gases que emanan del río claramente no es la solución. Se necesita un registro continuo de los gases presentes a lo largo del tiempo para entender verdaderamente las complejas condiciones que sufren los residentes cercanos, especialmente cuando el calor y la falta de viento intensifican los olores, dijo el condado.

Sin embargo, construir una red de estaciones de monitoreo continuo en el Valle del Río Tijuana ha sido un objetivo difícil de alcanzar.

El Distrito de Control de la Contaminación del Aire del Condado de San Diego, a pesar de casi un año de negociaciones, sólo ha instalado dos de las seis estaciones de monitoreo continuo planificadas para el valle. En agosto, la agencia dijo que problemas burocráticos han retrasado la instalación y activación de la red completa.

Los funcionarios del condado enfatizaron que no tienen la intención de involucrarse en el monitoreo continuo, ya que este trabajo corresponde al Distrito de Control de la Contaminación del Aire.

Kadakia recomendó que el distrito contrate a un toxicólogo ambiental, “un verdadero experto en el tema que pueda ayudar con la interpretación de los sensores y trabajar de cerca con los servicios de salud pública del condado”.

Una vez que la red de sensores esté completa, dijo Kadakia, debería utilizarse para notificar a los residentes locales sobre la calidad del aire. Tal sistema podría utilizarse para proporcionar asistencia más dirigida a los residentes.

Vargas, miembro de la junta directiva del Distrito de Control de la Contaminación del Aire, dijo que planea abogar por tales iniciativas en la próxima reunión del consejo de calidad del aire programada para el jueves.

“No debería ser así; la gente al norte de la autopista 8 no se despierta todos los días tratando de averiguar si pueden salir a jugar”, dijo Vargas. “Eso no es justo, no está bien para el sur del condado”.

Años de negligencia y falta de inversión en plantas de tratamiento de aguas residuales por parte de ambos países han llevado a niveles sin precedentes de derrames de aguas residuales y basura, impactando la salud de las personas y las economías locales. Se están llevando a cabo importantes reparaciones a ambos lados de la frontera, pero el alivio sustancial aún está a años de distancia.

County says its Tijuana River Valley monitoring shows no ‘imminent danger or threat’