Un archivo recién revelado muestra lo que finalmente llevó al despido de la exsuperintendente de Poway Unified, Marian Kim Phelps, a fines de abril: el distrito escolar encontró que ella había interferido inapropiadamente en una investigación escolar sobre una estudiante acusada de acosar a su hija.

Phelps había solicitado la investigación y exigido información a los empleados del distrito sobre la misma mientras estaba en curso, escribió la presidenta de la junta escolar de Poway Unified, Michelle O’Connor-Ratcliff, en una carta de abril a Phelps explicando por qué iba a ser despedida. O’Connor-Ratcliff también dijo que Phelps mintió al decir que no había solicitado una investigación, que no había amenazado a los estudiantes y que no había interferido en la investigación.

Las razones exactas por las que Phelps fue despedida han estado oscurecidas durante meses. El distrito escolar se ha negado a divulgar los hallazgos de una investigación que encargó sobre una controversia de un año de duración en el programa de sóftbol de Del Norte High, en el que jugaba la hija de Phelps, Jessica. Entrenadores y padres habían alegado que Phelps había acosado a las jugadoras de sóftbol porque no aplaudieron lo suficientemente fuerte para Jessica en un banquete el año pasado. Phelps ha negado esas afirmaciones.

Las razones de su despido y los detalles de la mala conducta de la que se le acusa han sido revelados ahora en una demanda que los abogados de Phelps presentaron al distrito escolar el miércoles. Ella planea demandar por daños y perjuicios que totalizan más de $1 millón, alegando incumplimiento de contrato, pintándola bajo una luz falsa y otros reclamos.

“Estas declaraciones fueron enormemente destructivas para la reputación de Phelps y sus perspectivas de empleo futuro, ya que un historial de servicio intachable se manchó más allá del reconocimiento con comentarios inconsistentes con la evidencia”, dice la demanda sobre las declaraciones públicas que la junta ha hecho desde su despido.

Esta es la segunda demanda de Phelps contra el distrito en dos semanas. Ella pidió a un juez el 30 de mayo que anulara su despido y que bloqueara la divulgación a The San Diego Union-Tribune de la declaración de causa de terminación que su nueva demanda reveló.

El 23 de abril, siete días antes de que la junta escolar de Poway Unified despidiera a Phelps por causa, O’Connor-Ratcliff había delineado todas las razones por las que planeaba hacerlo en una carta de siete páginas. La demanda de Phelps incluyó la carta como un anexo.

La carta incluía un resumen de la supuesta conducta de Phelps basado en una investigación que la junta escolar había encargado sobre la controversia del sóftbol de Del Norte a un bufete de abogados externo, Dannis Woliver Kelley.

Las presentaciones de Phelps niegan las afirmaciones hechas en esa carta.

“La (carta) no solo no alegó conductas que justifiquen una causa para la terminación, sino que también se basa en bases fácticas insuficientes para probar conductas indebidas”, escribió el abogado de Phelps, Gregory Rolen, en un informe legal de abril en respuesta.

Reclamos de acoso y un banquete

En el centro de la controversia había un conflicto entre la hija de Phelps, Jessica Phelps, y una compañera del equipo de sóftbol de Del Norte High, a quien el distrito escolar se refiere por sus iniciales, L.R., en los documentos.

La demanda de Phelps alega que durante muchos meses, L.R. y su madre habían acosado y hostigado a Jessica y sugiere que estaban motivadas por los privilegios que pensaban que ella disfrutaba como hija de la superintendente.

Phelps alegó que L.R. había hecho que otros miembros del equipo de sóftbol no aplaudieran a Jessica cuando recibió el premio de jugadora más valiosa en el banquete el pasado mayo, lo que hizo que Jessica se rompiera en lágrimas después. Otra compañera de equipo le dijo a Phelps más tarde que no habían aplaudido “para mostrar solidaridad” con L.R., según la demanda de Phelps.

Phelps llamó a esa compañera de equipo más tarde esa noche. Según la investigación del distrito, en esa llamada, que ocurrió después de las 11 p.m. y duró al menos media hora, Phelps amenazó con que esas jugadoras de último año no participarían en la graduación.

Días después, Del Norte High lanzó una investigación liderada por la directora atlética de la escuela, Amanda Waters-Nelson, y un subdirector, según la demanda de Phelps. Según su demanda, la investigación de la escuela encontró que L.R. había participado en comportamientos de acoso y hostigamiento, y los administradores le dieron un contrato disciplinario que finalmente firmó.

“Por favor, haga una investigación”

Phelps alega que los padres de L.R. orquestaron una campaña de represalia en redes sociales que culminó en comentarios públicos en su contra en las reuniones de la junta.

Ella argumenta que al despedirla, la junta escolar cedió ante una “turba enojada”, citando la atención de grupos políticos conservadores que ya se oponían a sus esfuerzos para promover el trabajo de diversidad, equidad e inclusión en el distrito.

Pero según la carta de O’Connor-Ratcliff, el despido de Phelps no tuvo nada que ver con la presión externa. Más bien, Phelps usó su estatus para influir en la investigación de la escuela desde el principio, escribió O’Connor-Ratcliff.

“Usted aprovechó su posición como superintendente para interferir en la investigación de Del Norte High desde el inicio y hasta la conclusión”, escribió O’Connor-Ratcliff en la carta explicando por qué sería despedida.

Phelps había pedido a la directora atlética de la escuela, Waters-Nelson, que iniciara la investigación en primer lugar, según la carta. Phelps le dijo en un mensaje de texto: “Necesita por favor hacer una investigación sobre L.R. Sigo escuchando cosas diarias de que ella continúa hablando mal de mi hija … Tengo una lista de nombres de niños que puede entrevistar.”

La carta del distrito dice que Phelps ordenó a Waters-Nelson que no le dijera a nadie que ella había solicitado la investigación y que hizo que Waters-Nelson le dijera detalles de la investigación mientras estaba en curso, incluidos los comentarios de los testigos entrevistados. Phelps también pidió a Waters-Nelson que le leyera el borrador del informe de la investigación antes de que se completara y solicitó cambios en algunos de los hallazgos y recomendaciones, dijo el distrito.

Más tarde, cuando el distrito estaba llevando a cabo su propia investigación, Phelps preguntó a Waters-Nelson si había guardado sus mensajes de texto, según la presentación de Phelps el mes pasado. Waters-Nelson le dijo a Phelps que sí, y que los había entregado al investigador del distrito.

O’Connor-Ratcliff dijo que Phelps también había dicho a los administradores del distrito cómo quería que se disciplinara a L.R., incluyendo la suspensión o transferencia administrativa a otra escuela, y que los administradores le dijeron a Phelps que eso no sería apropiado.

Phelps dijo a un administrador del distrito que la situación con L.R. podría llevar a un litigio y ordenó al administrador que le diera copias de todos los documentos relacionados, diciendo que como superintendente necesitaba verlos, según O’Connor-Ratcliff. Los administradores informaron que cumplieron con las demandas de Phelps por temor a represalias.

O’Connor-Ratcliff dijo a Phelps que había violado múltiples políticas de la junta, incluidas las que gobiernan el conflicto de intereses, la interacción adecuada adulto-estudiante y el comportamiento profesional.

“Su conducta anterior es inaceptable, poco profesional, intolerable, inmoral y justifica su despido por causa”, escribió O’Connor-Ratcliff. “Para evitar cualquier conflicto de intereses … debe mantener la línea entre su rol de superintendente y su rol de madre, y se le prohíbe cruzar esa línea y abusar de su rol y autoridad como superintendente en asuntos relacionados únicamente con su rol como madre.”

“Aún peor”, dijo O’Connor-Ratcliff, Phelps durante meses mintió repetidamente sobre su participación en el asunto. La carta decía que las acciones de Phelps, reveladas por la investigación, contradecían sus repetidas declaraciones públicas de que nunca había hecho amenazas hacia ningún estudiante, nunca había pedido a la escuela que iniciara una investigación y nunca había aprovechado su posición para interferir en la investigación de la escuela.

“La investigación independiente de la Junta reveló recientemente que sus declaraciones y negaciones eran todas falsas”, escribió O’Connor-Ratcliff.

O’Connor-Ratcliff dijo que Phelps también había violado una orden de la junta del 15 de noviembre de no usar recursos del distrito para explicar, defender o discutir de cualquier manera la controversia del sóftbol.

Esa misma noche, Phelps envió un correo electrónico a todo el personal del distrito defendiéndose y acusando a los comentaristas públicos de difamación.”