Han pasado 40 años desde que Wendy Flanagan y sus compañeros de trabajo se encerraron en la sala de servicios del sótano de un McDonald’s en San Ysidro.
El 18 de julio de 1984, un hombre armado entró en el restaurante y abrió fuego. Mientras se escondía, Flanagan de 16 años recuerda que tomó las cadenas de oro de su amiga. Adornándolas había un par de cruces y la Virgen de Guadalupe. Se aferró a ellas y comenzó a rezar.
Setenta y siete minutos después, y con 21 vidas perdidas, todo terminó.
Ahora, décadas después, el sonido de los fuegos artificiales todavía la inquieta.
“Hasta el día de hoy, me sigue molestando el 4 de julio”, dijo Flanagan, una residente de Chula Vista que a menudo elige pasar su tiempo sola, en silencio, con sus dos chihuahuas.
La cacofonía es simplemente “constante”, dijo, igual que la ráfaga de balas silbando por el aire ese día.
El jueves marca el 40º aniversario de la masacre, cuando un hombre armado entró en un McDonald’s en San Ysidro y disparó a 40 personas, en lo que ahora se considera ampliamente uno de los primeros tiroteos masivos modernos del país.
Para Flanagan, también es un momento en el que siente más esperanza.
“Creo que cuantas más personas conozcan las mentes y los detalles de lo que sucedió, tal vez algo, en algún lugar, alguien podría estar listo para hacer algún cambio”, dijo.
Ese es parte del objetivo de su aparición en persona el jueves y viernes en las proyecciones locales de “77 Minutes”, un documental de 2016 sobre la masacre, llamado así por el tiempo que tardó la policía en responder.
El director Charlie Minn adoptó lo que él llama un enfoque narrativo “centrado en las víctimas”, con el nombre del tirador deliberadamente no mencionado.
“Mi objetivo es dar voz a las víctimas, familiares y sobrevivientes”, dijo Minn. “El objetivo debería ser nuevamente informar, educar y concienciar sobre el evento”.
Sin embargo, a nivel nacional, los tiroteos masivos continúan sin cesar. Hasta ahora este año, ya ha habido más de 280 tiroteos con cuatro o más víctimas, con más de 400 niños menores de 12 años entre esas víctimas, según el archivo de violencia armada sin fines de lucro Gun Violence Archive.
Un día después del tiroteo en San Ysidro, Flanagan tenía un solo deseo, compartido por muchos otros sobrevivientes: olvidar y seguir adelante.
“Quería simplemente seguir adelante”, dijo. “Quería ser una chica tranquila y normal, y simplemente fingí que nada había pasado y me sorprendió años después”.
Así que Flanagan trató de volver a trabajar en otro McDonald’s al día siguiente, pero la enviaron a casa. Enfrentó el trauma mayormente sola. Más tarde se cambió a otra escuela preparatoria.
Pero por mucho que intentó apartar ese día de su mente, regresaba y la golpeaba “aún más fuerte”, y luchaba por rechazar pensamientos de suicidio.
“Solo estaba tratando de escapar”, dijo. “Se acumularon tantas cicatrices”.
Para su frustración, el trauma dejado a tantos sobrevivientes de tiroteos se malinterpreta frecuentemente como valentía, señaló Flanagan. Cuarenta años después, todavía se ve a sí misma como lo hizo el 18 de julio de 1984.
“Soy una víctima, eso es exactamente lo que soy”, dijo. “No hay nada valiente en eso. No tuve elección”.
Tampoco la tuvo Albert Leos, una estrella del fútbol americano de la preparatoria de 17 años y cocinero de McDonald’s que pasó ese día en el mismo confinamiento, extendido en el suelo.
Los disparos a quemarropa habían perforado sus brazos, pierna, estómago y pecho, y había gateado hasta la sala del sótano donde se habían acurrucado sus compañeros de trabajo.
Vivió y más tarde se inscribió en una formación de cadete policial de tres años mientras combinaba la fisioterapia durante la larga recuperación de sus heridas. Justo antes de cumplir 21 años, se convertiría en oficial de policía a tiempo completo.
“Las lesiones que todavía tengo, los dolores y molestias, las cicatrices, todos los días me levanto y me miro en el espejo, veo esas cicatrices. Es solo un recordatorio constante de que fui salvado”, dijo Leos.
Sus 37 años trabajando en la fuerza solo lo han acercado más a su objetivo de vida de proteger a su comunidad, dijo. Ahora capitán de la policía de San Diego, también ha tenido períodos con la policía de National City y Chula Vista, mientras realizaba patrullajes rutinarios en San Ysidro.
Cuando oye hablar de tiroteos masivos en las noticias hoy en día, lo que lo mantiene con los pies en la tierra y desempeñando su trabajo es saber que ha pasado por lo mismo.
Pero estas tragedias, dice, deben ser contadas nuevamente para rendir homenaje a las víctimas.
“Lo que debe recordarse es que eran seres humanos que perdieron sus vidas. Hay víctimas, humanos, detrás de los nombres y fotos”, dijo. “Estaban viviendo sus vidas, y había bebés que iban a vivir sus vidas pero no tuvieron la oportunidad porque se les arrebató”.
“77 Minutes” se proyectará diariamente hasta el próximo jueves en Reading Cinemas Town Square en 4665 Clairemont Drive en San Diego. Más detalles y horarios de las funciones están disponibles en readingcinemas.com/townsquare.
Original story in English
‘Like it happened yesterday’: 40 years on, survivors reflect on San Ysidro McDonald’s massacre